Es importante preguntarnos qué tipos de emociones se viven en los contextos de aprendizaje. Es aquí en donde el término “estados cognitivo-afectivos” es el más adecuado, ya que hace referencia a aquellas interacciones y relaciones que hay entre cognición y emoción, y que influyen directamente sobre el aprendizaje de los estudiantes (Baker et al, 2010).
Se entiende a la cognición como todos aquellos procesos mentales, como la percepción, atención, memoria, razonamiento o resolución de problemas, que se ven involucrados en la adquisición, organización y construcción del conocimiento.
Mientras tanto, la emoción es la respuesta cognitiva y fisiológica ante estímulos, eventos, situaciones o señales que suceden en el entorno, la cual regula la actividad y conducta de la persona.