Los acertijos, adivinanzas y códigos propician novedad y sorpresa: lo que más estimula al cerebro es la novedad, los cambios, lo desconocido. El cerebro aprende mejor cuando el clima de la clase es relajado pero desafiante, es decir, los humanos están naturalmente inclinados a prestar atención a estímulos novedosos y sorprendentes. Se busca romper con las expectativas convencionales y presentar la información de una manera que llame la atención, genere interés y se generen espacios de intercambio y creación.