En el aula, gamification es una estrategia en el proceso de enseñanza-aprendizaje que permite provocar comportamientos del alumno (motivación), en un ambiente controlado (caminos preestablecidos) propiciando compromiso con lo que el alumno hace y generando en él experiencias positivas para lograr un aprendizaje significativo. Además de fomentar habilidades como el pensamiento crítico, la solución creativa de problemas y el trabajo en equipo.
Esta estrategia puede canalizar los procesos cognitivos requeridos en el aprendizaje, además de que volvería a éste muy divertido, dinámico y estimulante, afirman Romero Sandí y Rojas Ramírez (2013).
Los educadores reconocen que la integración de elementos y dinámicas de juego en las actividades de aprendizaje favorece un aumento significativo en la productividad y creatividad de los estudiantes.
Crear escenarios de aprendizaje basados en gamification es una oportunidad para transformar los deberes en retos, premiar la dedicación y eficiencia y ofrecer la oportunidad para que surjan los líderes de manera natural, entre otros efectos positivos.
No significa diseñar un videojuego para impartir la clase ni tampoco significa utilizar un simulador para demostrar las competencias del estudiante.
Con las técnicas de gamification se provocan tanto situaciones de competencia como de colaboración, se fomenta la superación personal a través de retos gradualmente difíciles y se fomenta la participación a través del sentido de estatus.