Para incorporar momentos de retroalimentación entre pares se sugiere el siguiente proceso:
a. Identificar las oportunidades de retroalimentación entre pares que puedan existir en el curso. Por ejemplo, en alguna sesión o para ciertas actividades donde el compartir entre el estudiantado puede ser considerado de valor.
b. Definir si será en vivo dentro de alguna clase o si será un ejercicio asíncrono en donde cada estudiante brinde sus comentarios a través de algún formato entregable para su compañero/a o quizá dentro de alguna herramienta tecnológica (p.ej. Padlet, etc.).
c. Definir si la retroalimentación será en parejas (estudiante 1 retroalimenta al estudiante 2 y viceversa), si será entre grupos pequeños de estudiantes (un grupo de 4 estudiantes donde 1 estudiante recibe comentarios de otras 3 personas) o si será grupal (cada estudiante recibe comentarios de manera abierta de cualquiera de sus compañeros/as de clase).
d. Definir la forma en que se recibirá la retroalimentación ¿será por escrito? ¿será oralmente? ¿será anónima o abierta? Es recomendable considerar en esta definición los propósitos de aprendizaje que se tengan en el curso (por ejemplo, si el curso tiene como uno de los propósitos fomentar la empatía y la inteligencia social, una retroalimentación abierta será preferible a una anónima).
e. Planificar la dinámica a seguir por parte del estudiantado. Es recomendable generar instrucciones por escrito para el estudiantado de manera que sepan exactamente el proceso que se seguirá. Por ejemplo, para una retroalimentación a distancia o asíncrona, será esencial definir las fechas en que el estudiantado debe compartir su resultado con los compañeros y compañeras, el medio por el cual lo compartirán, las fechas en las que deberán revisar el trabajo de otra persona del grupo y la fecha límite para brindar sus comentarios.
f. Establecer recomendaciones y lineamientos para los comentarios. Es importante orientar al estudiantado sobre la forma de emitir críticas asertivas, con respeto pero que a su vez sean valiosas y propicien un crecimiento en su compañero/a. Adicionalmente también es importante orientarles en el nivel de profundidad esperado, de manera que
se eviten comentarios superficiales o poco valiosos como “Estoy de acuerdo contigo” “Lo hiciste bien”. Recomendamos que se comparta con los estudiantes alguna estrategia particular de retroalimentación como “Método Sándwich” o el “I like-I wish-What if..”
g. Establecer los criterios de valoración para el estudiantado. Bien sea con una lista de cotejo, una rúbrica, o simplemente una guía de preguntas que ayuden a que el estudiantado pueda analizar y valorar el trabajo de sus compañeros/as teniendo claridad de aquellos aspectos en los que debe poner atención. De este modo, el estudiantado tiene claro lo que deben buscar al realizar la retroalimentación entre pares, y lo que constituye un resultado final exitoso o no.
h. Definir el esquema de evaluación para el ejercicio de retroalimentación. En este punto conviene reflexionar ¿el ejercicio tendrá algún valor en la evaluación del curso? ¿la nota a obtener estará determinada por el estudiantado? ¿otorgaré los puntos solo por emitir las recomendaciones o dependerá de qué tan bien hayan realizado la retroalimentación? A criterio del profesorado, es posible que se defina como un ejercicio meramente formativo sin valor numérico, donde el estudiantado que retroalimenta no otorga un valor numérico sino únicamente los comentarios.
Cabe destacar en este sentido la diferencia entre “Retroalimentación entre pares” y “Evaluación por pares”, si bien pueden usarse en forma conjunta, en la primera los estudiantes evalúan y evalúan y comentan el trabajo de los demás, pero su evaluación no afecta a la nota del receptor. En la evaluación entre iguales, la nota asignada por el compañero o la compañera se utiliza en el cálculo de la nota de la clase del alumno/a receptor/a.
Para optar por una retroalimentación más cualitativa y menos cuantitativa donde no se asignen puntajes entre las y los integrantes del grupo se puede hacer uso de escalas con etiquetas de valor (mejorable, suficiente, destacado) o incluso con uso de emoticones.
i. Preparar los materiales para compartir con el estudiantado. Por ejemplo, incorporar dentro de los apoyos visuales de la clase las instrucciones, o generar una guía breve para la retroalimentación, etc.