Es un enfoque educativo orientado al aprendizaje y a la instrucción con el que los alumnos abordan problemas reales en grupos pequeños y bajo la supervisión de un tutor. El “problema” es utilizado como base para identificar temas de aprendizaje. El alumno desarrolla una metodología propia para la adquisición del conocimiento, emite juicios y recibe críticas.
Dentro de los aprendizajes que fomenta se encuentran los siguientes:
- Adquisición de conocimientos, valores, actitudes y habilidades con base en problemas reales.
- Desarrollo de la capacidad de aprender por cuenta propia.
- Desarrollo de habilidades de análisis, síntesis, evaluación e identificación de problemas.
- Agilidad para identificar y resolver problemas.